El occidente asturiano cuenta con tres grandes colosos que destacan sobre el resto de puertos que jalonan una región que no tiene un solo metro llano. Estos tres puertos son la Bobia, el Pozo de las mujeres muertas y La Marta.
Aquí voy a presentar esta última ascensión, que une los concejos de Villayón y Allande por la carretera AS-364, atravesando longitudinalmente la sierra homónima, de ahí que sea un puerto tan irregular, superando varios collados hasta alcanzar su cima.
Multitud de kilómetros por encima del 8-9%, con rampas superiores al 10% cada poco, y varios factores que aumentan su dureza, como el calor que puede hacer en la zona -aumentado al recorrer valles angostos-, y la ausencia de fuentes en toda la subida. Un puerto duro y de mucho desgaste, que te va castigando poco a poco hasta llevarte al límite.
El reciente asfaltado de los primeros kilómetros del puerto no dejan excusa para que pueda ser utilizado sin problemas en cualquier carrera profesional.
Hasta el Alto de Bustantigo es un puerto durísimo, y la continuación hasta La Marta, mucho más liviana pero dejándose notar el cansancio acumulado, es uno de los tramos de carretera más bello de Asturias.



La ascensión comienza en Puente Polea, donde cogeremos la carretera AS-364 dirección Pola de Allande.


La subida es muy dura desde el primer metro, con un comienzo explosivo con rampas que alcanzan el 14%.


El perfecto estado del asfalto permite que la bici se deslice bien.


Tras 300m muy duros la pendiente disminuye ligeramente y se mantiene entre el 8-10% muy constante, por lo que ganamos altura rápidamente.



Hasta Lendequintana las pendientes son muy constantes, al 9-10%. Tras unos tres kilómetros de ascensión ya vemos al fondo el pueblo, aunque todavía queda un buen trecho para llegar.




Un par de herraduras ayudan a seguir ganando altura por la ladera. En ellas, como es habitual, la pendiente aumenta superando ligeramente el doble dígito.


Llegamos a Lendequintana. A la salida del pueblo nos encontraremos un ligero descanso.


Las vistas desde el pueblo son espectaculares, alcanzándose a ver el mar si el día está despejado.


Tras el descanso, nos encontramos con un tramo duro de algo mas de un kilómetro antes justo de coronar la primera parte de la ascensión.


Posteriormente afrontamos una vertiginosa bajada desde la que podemos ver las rampas que nos esperan a continuación, las más duras de toda la subida.


Puente Baradoira marca el comienzo de la segunda parte de la subida.


Superamos Puente Baradoira y las rampas que nos reciben alcanzan el 16%. Pero poco a poco la pendiente va disminuyendo progresivamente.


Podemos ver delante nuestro el tramo de bajada que hemos realizado anteriormente.


Tras algo más de dos kilómetros muy duros, coronamos este pequeño alto.


Bajamos un kilómetro y llegamos al pueblo de Bustantigo, donde comienza la tercera parte de la ascensión.


Esta fase de la subida consta de 3,5kms hasta coronar el Alto de Bustantigo. La pendiente ronda el 9% de media y es muy constante, sin grandes rampas pero sin ningún descanso.




Coronado Bustantigo afrontaremos otros dos kilómetros de bajada antes de atacar la última parte de la subida.


Comenzamos la subida con algo más de un kilómetro bastante duro. En él tendremos dos opciones: ir por la carretera nueva, mas corta y dura, o ir por la vieja, más larga y tendida. Es recomendable ir por la vieja ya que tiene mejores vistas de la braña que hay en esta parte de la subida.



Después de ese kilómetro duro entramos en una zona bastante suave, con pendientes muy cómodas que rondan el 3%.


Al fondo ya vemos la cima de La Marta, pero aún tendremos que dar toda la vuelta a la ladera.


El último kilómetro y medio se endurece, con una media cercana al 7% y rampas del 10%. Desde aquí podremos disfrutar de las vistas del tramo que atravesamos anteriormente.




En la cima ya solo nos queda disfrutar de las magníficas vistas que La Marta nos ofrece.



Aprovechando que la Cruz de Linares queda cerca de Oviedo, el pasado martes nos acercamos por la tarde a disfrutar de sus rampas, para hacer una ruta de 63kms y algo más de 1600m de desnivel, incluyendo también en la ruta las subidas al Tenebredo, el Escamplero y Llampaxuga.



Quedo con Luis y dos amigos suyos, Ruben y José, en el Parque de invierno para ir tranquilamente hasta Fuso por la senda verde. Allí comenzaremos la subida al Tenebredo por la vertiente de Lavares, mucho más suave que la otra vertiente, aunque sus dos primeros kilómetros agarran bastante, con rampas que rondan el 9-10%.


En Lavarejos nos espera Chus que se une a la ruta, y tranquilamente coronamos el Tenebredo y descendemos hacia Villanueva, donde José nos deja.



Cruzamos Proaza y comenzamos la subida a la Cruz de Linares. El comienzo, compartido con Bandujo, es brutal, con la pendiente superando constantemente el 10%.



Ganamos altura rápidamente y la subida va ganando en belleza, adentrándonos en el valle que lleva a Sograndio.



La subida alterna zonas abiertas con zonas de bosque, y rampas muy duras, cercanas al 15%, con algún descanso que nos permite coger un poco de aire.



Llegamos a Sograndio y las rampas todavía se endurecen más. Hay alguna herradura y no queda otro remedio que posturear en ellas, jaja.



Superamos Sograndio y la pendiente baja, e incluso hay tramos largos de descanso. La subida se abre y entre praderas vamos ganando altura, con las antenas de la cima al fondo.



La pena es que la niebla nos impide disfrutar de las vistas del Aramo y de las Ubiñas.





Coronamos la Cruz de Linares, un puertazo, duro y precioso.




Descendemos con cuidado ya que aunque han arreglado la carretera, la han dejado recubierta de gravilla hasta Castañedo y la posibilidad de derrapar en una curva es alta.
Llegamos a san Andrés y decidimos volver a Oviedo por el Escamplero, sin mayor dificultad por esta vertiente.


Tras el vertiginoso descenso del Escamplero, nos calentamos y nos desviamos hacia Llampaxuga. Sus duras rampas hacen que me arrepienta al momento de haber ido por allí, jaja.



Por suerte la subida no es muy larga y en seguida coronamos y podemos disfrutar de las bonitas vistas que hay en la cima.


Ya solo nos quedaba bajar a Oviedo y despedirnos. Ha sido una ruta magnífica para una tarde de verano. Buenos puertos y mejor compañía, no se puede pedir más.