Desde que comenzé a andar en bici de nuevo hace tres años, lo que más me ha gustado hacer es conocer lugares nuevos haciendo rutas por ellos, cicloturismo en estado puro, y eso fué lo que hicimos este jueves pasado al visitar Palencia, para conocer una zona nueva, y de paso aprovechar y sumar los dos CIMAs que me faltaban en esa provincia, el Santuario del Brezo y el Alto de La Varga
170 kms y 2000m de desnivel en compañia de David y Estrada.
Salimos a las 9:30 de la mañana de Riaño, la temperatura es algo fresca, pero no hay ni una nube en el cielo y ya se ve que el calor nos va castigar con todas las ganas.
Tras el invierno y primavera tan lluvioso que hemos tenido, el embalse está a rebosar y deja imagenes espectaculares del contraste del agua con las montañas cercanas a Riaño.
Al llegar a Boca de Huérgano, nos desviamos hacia el Alto de Los Picones, primera dificultad del día, y comienzan las charlas que hacen que estas rutas pasen volando.
El puerto no tiene mucha dificultad, un 2ª muy suave, y en un momento ya vemos la cima al fondo.
Según ganamos altura, las vistas van mejorando dejandonos estampas tan preciosas como estas.
Tras coronar los Picones hay unos kms de falsos llanos y un pequeño repecho para alcanzar el puerto de las Portillas, en el que hacemos una de nuestras ya típicas fotazas de grupo, jajaja.
Tras bajar a Guardo, nos desviamos rumbo a Cervera de Pisuerga, pero a mitad de camino nos debemos desviar de nuevo para atacar el primer CIMA del día, el Santuario del Brezo, que ya vemos al fondo.
La primera rampa de la subida es una pared para entrar a Villafría de la Peña, unos 300m con picos del 16%, pero por suerte es corta y se pasa bien.
Tras pasar el pueblo hay un pequeño descansillo y después ya comienza la ascensión en sí, una vez que nos metemos en la pequeña garganta por la que transcurre la carretera. La pendiente se mantiene constante entre el 8 y el 10%, con algún pico un poco mayor.
El primer km se me atraganta bastante, pero en el segundo ya cojo un ritmo bueno y subo bastante bien, lo malo es que la subida es muy corta y ya acaba ahí.
Llegamos al Santuario y su area recreativa. Es una subida interesante, aunque demasiado corta.
Y aquí hacemos otra de nuestras fotazas de grupo, cada loco con su tema, jajaja.
Volvemos a bajar a la general y llega el momento más duro del día. Aún nos quedan 30kms para llegar a Cervera de Pisuerga, donde pararemos a comer, y el hambre ya aprieta. Además el terreno no puede ser peor, constantes toboganes, rectas kilométricas, calor, viento de cara y paisaje muy monótono, y es que hay que ver lo ancha que es Castilla, jajaja.
Tras sufrir bastante en ese tramo tan largo, llegamos a Cervera de Pisuerga, donde comemos y recuperamos fuerzas para afrontar la 2ª parte de la ruta, la llamada vuelta a los embalses, que comienza con la subida al Parador de Cervera, un repecho de unos 2kms que va de más a menos.
Poco a poco nos vamos acercando al segundo CIMA del día, el Alto de la Varga, que ya vemos al fondo.
La subida no tiene mucha complicación en principio, son unos 8kms al 5% de media, así que entre charlas, risas y algo de postureo pasa rápido, pese a que alguna zona se haga durilla debido sobre todo al calor asfixiante que hay en alguna zona donde no corre nada de aire.
Llegando a la cima, el valle se abre algo más y deja vistas espectaculares, me sorprendió gratamente está subida.
Ya tenemos la cima al fondo...
...y coronaremos salvo que nos lo impidan las manadas de buitres que vuelan sobre nuestras cabezas. Ver pasar las sombras por encima de uno es algo que impresiona.
Una vez coronado el puerto, solo queda disfrutar de las vistas y de mi CIMA 50, jeje.
Una vez que descendemos La Varga, nos quedan unos 35kms rodeando los embalses hasta llegar a Velilla de nuevo. El terreno es pestoso, sube-baja continuo y el sol calienta con ganas, David y yo buscamos una fuente en cada pueblo para refrescarnos, pero Estrada pone orden ya que tras los últimos acontecimientos, le ha tocado a él asumir la capitanía de la grupeta, jojo.
Tras conseguir refrescarnos, seguimos camino, por una zona que no esperaba así de bonita, con los embalses a reventar de agua y los espectaculares contrastes que hacían con las praderas, los bosques y las montañas.
Tras llegar a Velilla, nos desviamos hacia el Puerto de Las Portillas, que no tiene mayor dificultad, pero que con esa carretera tan ancha y esas rectas es pestoso como él solo.
Una vez coronado el puerto, descendemos hacia Besande. Allí decidimos investigar una carretera que había y nos desviamos hacia el Puerto de Monteviejo, 3kms al 4,5%, una subida sin dureza, pero preciosa.
De nuevo juntos en la carretera... el maestro y el gregario...
Y tras un tramo final más cómodo coronamos sin mayor problema.
Pero lo mejor fue que al cambiar de vertiente, nos encontramos con un valle espectacular, y con una bajada atravesando un bosque frondoso que en los momentos en que se habría nos permitía ver los Picos de Europa.
Descubrimos la subida de casualidad y fué el gran momento del día, pese a ser una subida muy sencilla es recomendable al 100%
Tras descender Monteviejo, solo quedaban unos kms hasta Riaño en los que aprovechamos para posturear y soltar los típicos ataques con el plato en los repechos, jaja.
Pero lo mejor del día fué la parada en Felechosa para tomar unas cañas, como colofón a un día de cicloturismo con mayúsculas, conociendo sitios nuevos, sin prisas y sin malos rollos.
Y como siempre agradecer a Estrada y David que me aguantasen todo el día, que sé que a veces se hace duro, jaja.
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