Tras la magnífica experiencia del año pasado, este año decidimos repetir visita a las tierras de Euskadi. El objetivo es subir a Arrate y después le hemos dado total libertad a Joseba para que diseñe la ruta. Sabemos que la ruta será la mejor que se pueda hacer y además ejercerá de perfecto anfitrión comentándonos mil y un datos sobre la zona por la que vamos a rodar. El año pasado recorrimos parte de Bizkaia, este año nos meteremos de lleno en la provincia de Guipuzcoa.
Además, para añadir un aliciente más, rodaremos por las carreteras donde se acaba de disputar la edición de este año de la Izulia.
La ruta fue de 145kms y 3700m de desnivel, con las subidas a Arrate, San Miguel, Itziar, Azurki, Samiño, Elosua y Karabieta.
Además, para añadir un aliciente más, rodaremos por las carreteras donde se acaba de disputar la edición de este año de la Izulia.
La ruta fue de 145kms y 3700m de desnivel, con las subidas a Arrate, San Miguel, Itziar, Azurki, Samiño, Elosua y Karabieta.
Tras un madrugón infernal y algo más de tres horas y media de viaje, Javi y yo llegamos a Eibar, donde hemos quedado con Joseba.
En seguida nos ponemos en marcha ya que el día va a ser largo. Aunque lo primero que hacemos es buscar un bar en Eibar para tomar un café y entrar en calor. La búsqueda es infructuosa así que nos dirigimos de cabeza a la primera dificultad del día, el Alto de Arrate, un clásico del ciclismo.
El puerto comienza en las calles de Eibar, y ya lo hace con rampas que superan el 10%.
En seguida nos ponemos en marcha ya que el día va a ser largo. Aunque lo primero que hacemos es buscar un bar en Eibar para tomar un café y entrar en calor. La búsqueda es infructuosa así que nos dirigimos de cabeza a la primera dificultad del día, el Alto de Arrate, un clásico del ciclismo.
El puerto comienza en las calles de Eibar, y ya lo hace con rampas que superan el 10%.
Tras pasar una zona cómoda con un par de desvíos, por fin nos metemos en la carretera que nos dirige directamente al Santuario. Aquí comienza la zona más dura de la subida, con 3kms en los que la pendiente apenas bajará del 10%.
La subida es bastante cerrada, y sólo el hecho de que los árboles estén aún sin hojas nos permite disfrutar de las vistas del valle.
También tenemos ante nosotros la imponente figura del monte Urko.
La subida es dura, pero las conversaciones fluyen alegremente y antes de darnos cuenta ya hemos coronado. Sólo nos queda dejarnos caer hasta el Santuario.
Esta última zona es más abierta y ya nos deja buenas vistas de los valles colindantes.
Llegamos al santuario de Arrate, una ascensión mítica dentro del ciclismo profesional, pero que para el cicloturismo es bastante anodina.
Damos media vuelta y nos dirigimos ahora hacia el cruce de Ixua. Unos 300m de ascensión nos quedan antes de afrontar la bajada hacia Etxebarría. Esta vertiente es mucho más abierta que la de Eibar, y por lo tanto es mucho más escénica.
Al llegar a Etxeberría paramos a tomar un café mientras pasan por delante nuestro los participantes de una marcha de montaña. Se ve que en Euskadi la gente practica deporte y no sólo lo ve por la tele. Durante todo el día no cesaremos de ver ciclistas, corredores o montañeros.
Tras el café volvemos a la ruta y atacamos el alto de San Miguel. 4-5kms al 4-5% y bastante revirado. Un puerto pequeño pero muy agradable de subir.
Bajamos hacia Elgoibar, donde aprovechamos para visitar la plaza del ayuntamiento con su típico frontón.
Ahora nos llega el único tramo llano de todo el día. Tenemos que descender por el valle del río Deba hasta su desembocadura.
Al llegar al mar, giramos a la derecha y nos dirigimos hacia el alto Itziar. Otro puerto corto y de rampas suaves, pero precioso. Los primeros kilómetros bordean la costa y las vistas que tenemos son increíbles.
A mitad del puerto nos metemos hacia el interior hasta acabar llegando al pueblo de Itziar, donde se sitúa la cima. Pese a ser un puertín en números, es un lujo subir por aquí.
Descendemos hasta Zumaia y de ahí nos dirigimos a Endoia para afrontar la siguiente subida del día: Azurki.
El comienzo de Azurki. De mano nos encontramos una rampa que roza el 20% para dejarnos claro lo que nos espera.
El primer tramo de Azurki va a escalones, con rampas muy duras y pequeños descansos entre caseríos y praderas.
Hasta que nos encontramos una recta con pendientes sostenidas entre el 13-15% que hay que tomarse con infinita paciencia.
Al finalizar esa recta llegamos a una zona más cómoda, y con la altura que hemos ganado podemos disfrutar de unas vistas espectaculares.
Llegamos a una zona de altos y nos dirigimos hacia el primer collado por una zona llana en la que atravesamos unas praderas preciosas. El mar a nuestra derecha y una carretera estrecha con lineas a los lados hacen de este tramo una zona preciosa para rodar.
Tras una breve pero intensa bajada, nos dirigimos hacia la segunda parte de Azurki.
Seguimos entre caseríos y praderas, con rampas que empiezan a superar puntualmente el doble dígito.
Al llegar al fondo del valle comenzamos a ganar altura por la ladera a base de herraduras. Las pendientes superan el 10% casi todo el tiempo y las vistas son espectaculares.
Pese a la dureza, el puerto es tan bonito que cuando nos damos cuenta ya tenemos ante nosotros la cima.
Llegamos a un collado y echamos un último vistazo al valle por el que hemos ascendido.
Pero la subida no finalizaba aquí. Todavía quedan un par de kilómetros más cómodos con alguna rampa dura puntual.
Por fin llegamos a la cima de Azurki. Un espectáculo de subida.
Descendemos hacia el alto de Azkarate por otro tramo espectacular, con buenas pendientes y vistas, además de contar también con un trazado atractivo.
Desde Azkarate bajamos a Azkoitia con la intención de comer algo, pero encontramos todo cerrado y compramos un refresco y unas galletas en un locutorio. Poco avituallamiento para lo que nos queda de ruta...
La siguiente dificultad del día es Samiño. La dura subida guipuzcoana va a ser el único sube-baja del día.
La subida comienza en este curioso hito kilométrico, jaja.
La subida comienza ya muy dura, con rampas constantes al 10%. Me imaginaba este comienzo de la ascensión más suave, y pese a que las piernas van bien, la cabeza deja de funcionar. Sólo pienso en la ruta que queda por hacer. Además la idea de afrontar 3kms muy duros sobre hormigón al final de la subida no me acaba de convencer. Ésto unido a que el sol acaba de salir y el calor comienza a apretar hace que me venga abajo.
Las conversaciones dejan de fluir y Joseba hace todo lo posible por seguir dando palique, jaja.
Pero en cuanto salimos del bosque y la pendiente da un pequeño respiro, podemos disfrutar de la preciosa subida que estamos realizando. Poco a poco voy recuperando el ánimo y encontrándome cada vez mejor.
Al fondo ya vemos Martitte, final de la primera parte de la subida.
Y a nuestra derecha vemos la cima de Elosua, que va a ser la siguiente dificultad del día.
Tras una zona un poco más cómoda, afrontamos la dura rampa que hay para llegar a Martitte y giramos a nuestra izquierda, para meternos de lleno en la zona de hormigón.
Por suerte, el hormigón está en perfecto estado y además no es tan duro como me lo esperaba. Esta parte va a tirones, con rampas muy duras, pero con zonas en las que se puede coger aire.
Me vengo arriba y las sensaciones son inmejorables. Me voy a comer la subida, jaja.
Pero tras un kilómetro, empieza a soplar un viento fortísimo y comienza a llover. Cae poca cantidad pero con el viento se convierte en una cortina que barre la ladera. Por suerte encontramos una cuadra en la que podemos refugiarnos del chaparrón.
Estamos allí unos 25 minutos en los que dudamos si seguir hacia arriba, bajar directamente, acortar la ruta...
Tras dos salidas en falso, jaja, parece que al final deja de llover y seguimos hacia la cima de Samiño. Nos quedan unos 2kms muy duros, con alguna zona con rampas cercanas al 20%.
Tras un durísimo serpenteo por una pradera, llegamos a la cima de Samiño, bastante desangelada para ser una subida tan bonita.
Con mucha precaución, al estar el piso mojado, bajamos de nuevo a Azkoitia. Allí tenemos un par de kilómetros de aproximación hasta empezar la subida a Elosua.
Los primeros kilómetros son los más duros, con pendientes sobre el 8%. La mayor parte de la subida está cerrada por el bosque, pero de vez en cuando tenemos buenas vistas del valle y de la subida a Samiño.
Tras 3kms duros llegamos a la zona cómoda de la subida. Algo menos de 7kms en los que la pendiente irá disminuyendo progresivamente.
Pese a que nos cae alguna gota estamos teniendo mucha suerte. Vemos detrás nuestro como sobre Akoitia está lloviendo con todas las ganas.
Nos acercamos a la cima de Elosua. Rondamos los 3200m de desnivel acumulado y misteriosamente cada vez me encuentro mejor. Ni dolor de piernas, ni fatiga, ni sueño, ni dolores posturales...no sé que llevaría el Aquarius del locutorio, jaja.
Coronamos Elosua y nos hacemos la primera foto de grupo del día. Somos un desastre, jaja.
Bajamos hacia Bergara por una vertiente preciosa. La pena es que la luz no es buena y las fotos no reflejan la belleza del paisaje.
En Bergara paramos a tomar un café y decidimos cambiar el sube-baja a Karakate por la subida a Karabieta. Al final no vamos a llegar a los 4000m de desnivel, pero con el viento que hace subir a unas antenas no es la mejor idea.
Tenemos un par de kilómetros llanos antes de empezar la subida. Nos sale el sol y hasta hace algo de calor que se agradece porque el día se había puesto muy frío.
Comienza la subida, y como ocurre en toda la zona, el comienzo es explosivo con rampas sostenidas al 10%. Ésto es normal en una región tan exageradamente montañosa como Euskadi, llena de subidas cortas, pero muy duras.
Hacia la mitad de la subida nos encontramos un descansillo. Es perfecto porque justo después hay que afrontar una recta muy larga y durísima, con pendientes casi siempre por encima del doble dígito.
Pero hoy me da igual, la solvento con total facilidad e incluso vamos a buen ritmo. Nunca jamas me había encontrado así de bien, jaja. Incluso llegando a Elgeta me dio por mirar la rueda trasera y con sorpresa vi que llevaba el 28 en vez del 32 y ni lo noté, jajaja.
El paso por Elgeta es precioso. Todos los pueblos de Euskadi están muy bien cuidados.
Tras pasar Elgeta nos desviamos hacia la derecha. Nos queda algo más de un kilómetro al 6%.
Nueva foto de grupo en el cartel de puerto con la satisfacción de haber hecho una ruta de las grandes.
Sólo nos dejarnos caer hasta Eibar, cuando atención...gol en Ipurua!!! Pasamos al lado del estadio del Eibar, que recibe la visita del Villareal.
Grandes puertos, grandes paisajes y la mejor compañía. Así es muy fácil hacer rutas de este estilo.
Por lo menos, tenías un 5.000 sin pestañear... ¡¡y lo sabes!!
ResponderEliminarUn lujo acompañaros. A sus pies. ;-)
Pero bueno, lo que hablábamos allí, al final lo importante no son los números, lo importante es que pasamos un día genial, jeje
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