Este pasado sábado se organizó una quedada APM para conocer la zona del cañón del Ebro y sus alrededores, así que la excusa era perfecta para escaparse hasta allí y conocer la zona y además a unos cuantos foreros de APM.
El recorrido era sencillo a priori, aunque luego se acumularon más de 1500m de desnivel en poco más de 110kms y con varias encerronas con rampas realmente duras.
El recorrido era sencillo a priori, aunque luego se acumularon más de 1500m de desnivel en poco más de 110kms y con varias encerronas con rampas realmente duras.
Tras un madrugón terrible y tres horas largas de viaje, llegamos David y yo a Polientes, punto de salida de la ruta, donde nos esperan Ramón, Javi, Gorgonio y David. Tras las presentaciones de rigor, nos hacemos una foto de grupo y comenzamos la ruta, con un ritmo tranquilo y charlando sin parar.
Tras unos kilómetros llegamos a San Martín de Elines, bonito pueblo donde nos detenemos para visitar su colegiata románica que data del siglo XII.
De nuevo en ruta y nos vamos acercando al cañón del Ebro.
Es una gozada rodar por el cañón, que deja lugares preciosos, como los famosos camellos besándose.
Llegamos a Orbaneja del Castillo, pueblo precioso en el que la parada es obligada.
Y es que este pueblo tiene una cascada que lo atraviesa, que en el deshielo luce siempre magnífica.
Además han construido unas piscinas naturales justo debajo de la cascada en las que apetecía bañarse pese a la temperatura que hacía.
Últimas pedaladas por el cañón, el cual abandonamos para afrontar la primera dificultad del día, La Mota.
El primer tramo de la subida transcurre por la general y es bastante llevadero. También tiene un trazado bonito, con alguna herradura.
Tras tomar un desvío, la carretera se estrecha y la pendiente aumenta, alguna rampa dura y duro sprint final por los puntos de la montaña, jaja.
El premio por subir La Mota es llegar al mirador del cañón del Ebro, donde las vistas hablan por si solas.
Volvemos a bajar del páramo al valle para cruzar de nuevo el Ebro, cuyo bosque de ribera luce magnífico en esta época otoñal.
A la salida de Pesquera de Ebro hay una rampa bastante dura donde ocurre la avería de rigor de todas las rutas, ya que a Ramón se le rompe la cadena.
Hasta tres veces se le rompió en pocos kilómetros, así que mientras se solucionaba la avería, aprovechábamos para posturear en las rampas del 20%, jajaja.
Y también para disfrutar de las magníficas vistas que teníamos del valle.
Tras solucionar la avería (en momentos así me doy cuenta de que soy un muñón y que tengo que aprender mecánica de bicicleta), seguimos con la ruta, por un terreno pestoso, con un sube-baja continuo en medio de un entorno espectacular, aunque con la vista puesta en el avituallamiento, que el hambre llevaba apretando bastantes kilómetros, jajaja.
Por fin llegamos a Soncillo, punto de avituallamiento, y donde nos encontramos una concentración de camiones.
Bocadillos, refrescos, cervezas, cafés... en medio de charlas y risas, así da gusto salir en bici.
Arrancamos, y con el bocadillo sin asentar nos encontramos alguna rampa importante, que en frío cuesta superar.
Y nos dirigimos hacia el Alto de Carrales, penúltima dificultad del día, un puerto corto, pero con rampas del 11%, que se hacen muy duras con el bocadillo dando guerra otra vez, jajaja. Eso si, el paisaje es preciosos y en su parte final se atraviesa un hayedo espectacular.
Ya solo quedan 30 kms por terreno muy cómodo para regresar a Polientes, pero el equipo cántabro formado por Ramón y David realiza un movimiento de pinza que nos pone a mil por hora, jajaja.
Llegando a Polientes decidimos meter una última subida a la ruta, La Lora, corta, pero tremendamente dura y que podría ser perfectamente incluida en el CIMA.
Tiene una recta de algo más de un kilómetro en la que la pendiente se va incrementando progresivamente del 8% al 21% que es matadora, y eso que la parte final la subí derrapando, jajaja.
Tras la recta, la pendiente baja a un cómodo 11%, y se gana altura por la ladera con un par de herraduras, dejándonos unas vistas del valle espectaculares.
Por fin coronamos La Lora, llegamos al páramo, donde el viento helador sopla con fuerza, ya que allí solo hay molinos, un observatorio y los únicos pozos de petroleo de la geografía española.
La parte final de la subida.
Foto de grupo. La Lora al CIMA!!!!
En estas dos panorámicas se puede apreciar el brutal contraste de paisaje entre el páramo y el valle
Ya solo quedaba bajar a Polientes y comentar la jornada acompañados de unas refrescantes cañas.
Un día magnífico de cicloturismo, la ruta fue preciosa y la compañía inmejorable. Un placer conoceros a todos y espero poder volver a compartir pedaladas con vosotros en el futuro.
Nos despedimos, y David y yo nos dirigimos hacia Burgos, mañana las Lagunas de Neila y la comarca de Pinares nos esperan...
Con esta entrada y con la del blog de Gorgonio ya me han entrado ganas de hacer una rutilla por ahí, que hace tiempo que no la visito. ;-)
ResponderEliminarComo le decía a él, me apuesto una cámara pinchada a que no os topasteis con más de tres coches en toda la ruta. Esa zona es una gozada para el cicloturismo tranquilo.
La zona es una pasada, paisajes espectaculares y practicamente sin tráfico, una gozada de zona para disfrutar del cicloturismo.
EliminarUn saludo